Resumen:En Villanueva de Tapia, uno se asoma al campo y, todavía, todo es campo. La última casa y después el camino. La salida a Iznájar y ya no hay pueblo. La magia de las hojas de olivo cogiendo luz. Verde y gris. La tierra marrón, el camino naranja, el cielo azul, el blanco de la última casa. Como Villanueva de Tapia, el último pueblo, en la esquina, en el vértice de tres provincias, como si quisiera pertenecer a todas. O a ninguna. Villanueva de Tapia.