Resumen:Antologías de letras populares hay muchas. Pero son muy pocas, poquísimas, las que aparecen con el complemento de sus respectivas melodías. Y en esto radica la verdadera importancia de la tarea que tan pacientemente llevó a cabo el autor de esta recopilación, un sencillo sacerdote fallecido no hace muchos años. Con ella logró salvar, sin duda, rescatándolo “de los negros y voraces abismos del tiempo”, lo que, por ser más difícil de transmitir, habría seguramente acabado perdiéndose: la línea musical de tantas coplas, es decir, el canto mismo del pueblo.