Resumen:La colectividad de mujeres que se dedicaban a la prostitución era heterogénea, e incluso estaba estratificada. Además de las profesionales, que sin duda alguna constituían el núcleo más importante, existían muchas mujeres que también “se ganaban la vida con sus cuerpos”, aunque rechazando las pautas impuestas por los poderes públicos del momento. Las denominaciones que unas y otras recibían -de ellas dan buena cuenta las fuentes literarias- eran diversas. En muchas ocasiones, tales denominaciones no eran sino términos con un mismo significado: la dedicación a un mismo oficio. Pero, en otros casos, respondían a realidades distintas, a categorías distintas dentro del grupo, que, si atendemos a la legislación de los últimos años bajomedievales, que ejercían el oficio en los lugares autorizados (las mancebías), y las prostitutas que actuaban por su cuenta, sin respetar la legalidad vigente.